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Gran Riada de Valencia 1957

fotos de la llegada a la luna

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¡Última hora! Desbordamiento catastrófico del río Turia en Valencia causa estragos en la ciudad

Valencia, 14 de octubre de 1957 — La ciudad de Valencia se enfrenta a una tragedia de proporciones devastadoras debido al desbordamiento del río Turia, un fenómeno que no se había visto en décadas. A las primeras horas de la madrugada, el río comenzó a sobrepasar sus límites naturales tras intensas lluvias que han azotado la región en los últimos días.

Inundaciones históricas
El agua ha arrasado calles, hogares y comercios en las zonas más bajas de la ciudad. Los barrios de El Carmen, Ruzafa y Campanar son los más afectados por las riadas. Se han registrado daños millonarios, con automóviles arrastrados por las fuertes corrientes y edificios completamente anegados.

Rescate y evacuación
Equipos de emergencia están trabajando a contrarreloj para rescatar a los residentes atrapados en sus casas. Las autoridades han declarado el estado de emergencia y se han habilitado centros de acogida para los desplazados. Decenas de familias han sido evacuadas en botes de rescate y helicópteros.

Impacto en infraestructuras
El tráfico en la ciudad está completamente colapsado. Varios puentes sobre el Turia han quedado destruidos o inutilizables, lo que dificulta los esfuerzos de las autoridades. El transporte público está suspendido y se ha pedido a los ciudadanos que permanezcan en casa.

Pérdidas humanas
Hasta el momento, se ha confirmado la muerte de al menos 80 personas y cientos de heridos, mientras que otras siguen desaparecidas. El esfuerzo de los equipos de rescate continúa, pero las dificultades crecen con la falta de acceso a varias zonas por la inundación.

Precedente histórico
La magnitud de este desastre recuerda tristemente a la histórica riada de 1957, que también devastó Valencia, cobrando la vida de cientos de personas y causando enormes daños materiales. Aquel evento dio lugar a la creación del actual cauce del río Turia y su desviación, pero las intensas lluvias recientes han superado las defensas construidas.

Las autoridades locales, en coordinación con el gobierno central, ya han iniciado un plan de reconstrucción y mitigación. Se espera que en los próximos días la situación pueda ser contenida, aunque el impacto de esta catástrofe marcará un antes y un después en la historia reciente de Valencia.

Actualización en desarrollo: Seguiremos informando sobre el progreso de los rescates y la situación en Valencia.

Testimonio de un superviviente

“Era un día como cualquier otro, o al menos eso pensábamos. No imaginábamos lo que estaba por venir. Era el 14 de octubre de 1957, y aunque había llovido los días anteriores, no parecía que fuera algo fuera de lo común. Vivíamos en el barrio de Campanar, cerca del río Turia, así que estábamos acostumbrados a ver cómo subía un poco el agua cuando llovía. Pero esa mañana… esa mañana fue diferente.

Recuerdo que me desperté por el sonido del agua golpeando con fuerza. No era solo lluvia, eran gritos, golpes, el ruido de cosas siendo arrastradas. Me asomé por la ventana y lo primero que vi fue el agua, subiendo rápido. El río se había desbordado. No eran simples charcos; era una corriente imparable que arrastraba coches, árboles, animales… todo lo que encontraba a su paso.

Mi familia se desesperó. Mi madre nos gritaba que subiéramos al piso de arriba, y lo hicimos lo más rápido que pudimos. El agua entraba en la casa, primero por la puerta, luego por las ventanas. No había forma de detenerlo. Sentíamos que el río nos iba a tragar. Desde el piso superior podíamos ver el desastre afuera. Nuestros vecinos gritaban, algunos tratando de salvar a sus animales, otros intentando escapar. Pero no había mucho que hacer.

Lo más aterrador fue cuando la corriente rompió una de las paredes del sótano. Sentimos cómo temblaba toda la casa. Por un momento pensamos que nos íbamos a quedar atrapados. Pero tuvimos suerte. Algunos vecinos no la tuvieron. Recuerdo que unos amigos nuestros, los García, vivían a solo unas calles de distancia. Nunca volvimos a verlos después de esa noche.

Las horas pasaban lentamente, y el agua no bajaba. Nos quedamos sin comida y sin agua potable. Mi padre intentaba calmarnos, pero podíamos ver en su rostro que estaba tan asustado como nosotros. Cuando finalmente llegaron los equipos de rescate, ya llevábamos dos días atrapados. El olor del agua sucia y estancada era insoportable. Lo que antes era nuestra calle, nuestra casa, había desaparecido bajo el barro y los escombros.

La riada se llevó muchas vidas y destruyó todo lo que conocíamos. Tardamos semanas en volver a sentir algo de normalidad, y años en recuperar lo perdido. Pero lo que más nos marcó fue la sensación de impotencia. El río, que siempre había estado ahí, tranquilo, de repente se convirtió en nuestro enemigo.

Después de todo lo que pasó, el gobierno decidió desviar el cauce del río para que nunca más sucediera algo así. Pero aquellos que vivimos la riada nunca podremos olvidarlo. Cada vez que llueve fuerte, aunque ahora sabemos que el Turia no volverá a desbordarse de la misma manera, el miedo vuelve, esa sensación de que el agua podría regresar y llevárselo todo otra vez.”

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