Hoy pisé la Luna.

Aún no puedo creer que esas palabras salgan de mi boca. Todo lo que hemos hecho, cada paso, cada cálculo, cada prueba… nos ha traído hasta aquí. Ahora estoy en la superficie de la Luna, algo que parecía imposible hasta hace unos minutos.

El descenso en el Eagle fue tenso. Sentíamos cada vibración, cada pequeño ajuste de los controles. Mientras nos acercábamos, todo el entrenamiento y los simulacros se concentraban en esos segundos cruciales. Cuando finalmente escuchamos “El Águila ha aterrizado”, un alivio inmenso nos invadió. Pero en ese momento no hubo tiempo para celebraciones, aún quedaba mucho por hacer.

Mientras me preparaba para bajar por la escalerilla, una extraña calma me invadió. Sabía que millones de ojos en la Tierra me estaban viendo, pero todo lo que sentía era el crujido de mis botas sobre el metal de la escalerilla, el latido de mi corazón resonando en mis oídos y el silencio del espacio a mi alrededor.

Cuando mi pie tocó el polvo lunar, sentí una ligereza que no había anticipado. La superficie es suave pero firme, un polvo fino que cubre todo, pero debajo, una base sólida que sostiene mis pasos. “Este es un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad,” dije, y en ese momento supe que no estaba hablando solo por mí. Lo que hice hoy es algo que toda la humanidad comparte.

Estar aquí es abrumador. Al mirar hacia la Tierra desde la Luna, es un pequeño punto azul, frágil, brillante. Todo lo que he conocido, todo lo que hemos construido, está allá. Y aquí, estoy en otro mundo. Hay una quietud y un vacío que te hacen sentir lo vasto y desconocido que es el universo.

Buzz pronto se unió a mí. Ambos avanzamos con cautela, montando los equipos, tomando fotos, recogiendo muestras. Cada tarea era un recordatorio de que estamos aquí no solo para nosotros, sino para todas las generaciones que vendrán. A medida que trabajábamos, una sensación de responsabilidad y asombro nos envolvía.

Ahora, mientras me detengo y respiro profundo, el polvo lunar bajo mis pies me cuenta que hemos dejado una marca. Hoy, el ser humano ha puesto un pie fuera de su planeta, y el futuro nunca ha parecido tan lleno de posibilidades.

No sé cómo será recordado este momento, pero sé que nunca lo olvidaré.