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Asesinato del presidente John F. Kennedy

periódicos y fotos sobre el asesinato

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Última hora: Asesinan al presidente John F. Kennedy en Dallas, Texas

En un giro inesperado y trágico para la historia de los Estados Unidos, el presidente John F. Kennedy fue asesinado hoy, 22 de noviembre de 1963, en la ciudad de Dallas, Texas. La nación está en estado de shock y luto tras el ataque mortal contra el mandatario, quien recibió disparos mientras recorría las calles de la ciudad en una caravana oficial.

Los informes preliminares indican que el presidente Kennedy viajaba en un automóvil descapotable junto a su esposa, Jacqueline Kennedy, y el gobernador de Texas, John Connally, cuando se escucharon varios disparos. Testigos afirman que los disparos provinieron desde un edificio cercano, el Depósito de Libros Escolares de Texas. La primera dama y el gobernador resultaron ilesos, pero Connally también fue herido de gravedad y está siendo tratado en el hospital Parkland.

John F. Kennedy fue trasladado de urgencia al hospital, donde los médicos intentaron salvarle la vida, pero sus heridas fueron fatales. El anuncio oficial de su muerte fue realizado poco después, causando conmoción a nivel mundial. Kennedy, de 46 años, había sido una figura central en la política mundial, conocido por su juventud, carisma y liderazgo en momentos críticos como la crisis de los misiles en Cuba y la lucha por los derechos civiles.

A pocas horas del asesinato, las autoridades han detenido a un sospechoso identificado como Lee Harvey Oswald, un exmarine que trabajaba en el depósito desde donde aparentemente se dispararon los tiros. Aunque aún se investiga su participación directa, el FBI y la policía local continúan con una investigación exhaustiva para aclarar los detalles de este espeluznante crimen.

El vicepresidente Lyndon B. Johnson, quien también se encontraba en la caravana, ya ha prestado juramento como el 36º presidente de los Estados Unidos a bordo del Air Force One, apenas horas después del asesinato. En medio de la conmoción, Johnson ha llamado a la unidad nacional mientras el país se enfrenta a esta tragedia.

La nación y el mundo entero permanecen a la espera de más información mientras las autoridades intentan reconstruir los eventos que llevaron a este brutal ataque.

Relato de Jacqueline Kennedy

Todo pasó tan rápido, pero a la vez, siento que cada segundo quedó grabado en mi mente como si el tiempo se hubiera detenido.

Era un día brillante en Dallas, un día que parecía prometedor. John y yo estábamos en la caravana, saludando a la multitud. Había sonrisas y banderas ondeando por todas partes. A pesar de que sabíamos que Dallas podría ser una parada difícil, yo me sentía optimista. John parecía estar tan lleno de energía, tan alegre como siempre.

Estábamos sentados juntos, y recuerdo perfectamente cómo me habló, su voz tranquila. Estaba respondiendo a una pregunta de John Connally cuando de repente, escuché un ruido seco. Era como un fuerte estallido, pero no supe de inmediato qué había pasado. Luego, el segundo disparo… John dejó de hablar. Giré hacia él y lo vi desplomarse hacia mí. Una extraña mezcla de horror y confusión me invadió. Vi sangre, su cabeza… Nunca olvidaré esa imagen.

Intenté alcanzarlo, protegerlo de alguna manera, pero era inútil. Todo estaba fuera de control. Quise creer que no era real, que todo era una pesadilla. Grité su nombre, pero no hubo respuesta. Los agentes del Servicio Secreto estaban gritando, el automóvil aceleró y todo se volvió caótico. Recuerdo aferrarme a él, sin saber qué hacer más que quedarme a su lado, mientras el auto se precipitaba hacia el hospital.

Cuando llegamos al Parkland Hospital, me quitaron a John de los brazos. Me quedé de pie en el pasillo, manchada con su sangre, sin poder moverme, en estado de shock. Todo a mi alrededor era confuso. Médicos, enfermeras, gritos… pero yo solo podía pensar en él, en mi John, en el padre de mis hijos. En todo lo que habíamos construido juntos y cómo, en un instante, todo se había desmoronado.

No podía creer que el hombre al que amaba, el presidente de los Estados Unidos, el hombre que inspiraba a tantas personas, había sido arrebatado de esta manera tan brutal. Mi corazón estaba destrozado.

Seguí con él hasta el final. A bordo del Air Force One, mientras Lyndon B. Johnson tomaba posesión, seguía junto a John. Mi ropa aún estaba empapada de su sangre, pero no me importaba. Sentí que debía estar con él, hasta el último momento, hasta que estuviera seguro de que todos vieran lo que nos habían hecho.

El dolor que sentí ese día es algo que no se puede describir con palabras. Lo vi partir de este mundo, y con él, una parte de mí también se fue.

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